domingo, 26 de abril de 2015

Una noche en Medicina Interna.

Estando trabajando una noche en una de las plantas de Medicina Interna en verano, me tocaba turno de noche. Llevaba ya unos días trabajando de noches alternas y estaba en pleno cambio de ritmos circadianos. Las enfermeras que trabajan de noches fijas entienden a lo que me refiero.
El caso es que a las 2 de la mañana un anciano que estaba ingresado en una habitación individual, acompañado de su cuidadora, se desorientó de una manera exagerada. Empezó a gritar, ponerse nervioso, movilizar la cama con una fuerza sobrehumana que ni el increíble Hulk haría semejante hecho, maldecirnos a las enfermeras e incluso decía que si le subíamos las barandillas iba a tirarse cama abajo al suelo.
Llamamos a los médicos de guardia y nos comentaron por teléfono que le administráramos Haloperidol en gotas. Eso hicimos, pero como muchos sanitarios saben, estos agitamientos no se pasan hasta que no llegan las 8 de la mañana. En resumen, el abuelo estuvo gritando y despertando a toda la planta durante toda la noche. Eso sí, en el siguiente turno durmió como un tronco. 
¿Qué tenemos que aprender de esta situación? 
1. Jamás digas que estás teniendo una noche buena porque se te puede complicar en un instante. 
2. Por mucho que los médicos receten Haloperidol en gotas en el momento agudo de un agitamiento, el paciente no se tranquilizará hasta pasadas bastantes horas porque no quiere que tengas paz y armonía a las tantas de madrugada. 
Así que para todos aquellos que trabajan de noche de continuo, mucho ánimo y mucha paciencia :) 

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